6.3.08

ENTREVISTA M.A. MARTÍN/VIII: LOS TIEMPOS DEL VÍBORA


Los lectores más jóvenes te conocimos sobretodo por tus series en El Víbora, revista en la que permaneciste durante más de una década, hasta su cierre. ¿Cómo viviste aquello? ¿Crees que se podría haber evitado?
No creo, ya que se veía venir desde hace tiempo. En realidad no creo que estuviesen perdiendo mucho dinero, simplemente con tener todos los meses una revista en el kiosco es una manera de publicitar otros títulos y tener un presencia casi privilegiada de cara al público. Directamente creo que cerró porque aquella situación era insostenible, debido sobre todo al cambio de los tiempos. Creo que El Víbora ha sido una revista consecuente consigo mismas de principio a fin. Cuando leías las cartas de la gente diciendo: “Es que El Víbora de antes era mejor”. Yo creo que no, simplemente era otra época. Ahora mismo no puedes poner el Makoki otra vez, porque fue un fruto de un momento muy concreto, y no es que haya envejecido precisamente bien. Recuerdo otras de Max, que eran muy ingenuas “Gustavo contra la actividad del radio”, que ahora mismo tampoco estaría muy vigente. Puedes hablar de la nucleares, pero quizá habría que hacerlo desde una óptica, quizá y salvando las distancias, como la que podría tener yo con Bitch.

De hecho, como lector, lo que más me gustaba de la última época, era lo tuyo porque se encontraba más pegado a la actualidad. De hecho mi hermano pequeño, con trece años, me robaba las revistas para leer tus historietas porque le gustaban el hip-hop y los graffittis. Ahora mismo no hay ningún tebeo regular, sin contar el manga, que hable de cosas que le puedan interesar a la juventud.
Por ejemplo, recuerdo que mantenían una página, la de los “Freak Bros.” de Shelton, porque era un clásico. Pero era algo muy trasnochado, porque el mundo de la música hoy ya no es así, quizá es en una parte como lo que aparece en Bitch: DJ’s, electrónica, ordenadores, etc.
Otra cosa que nadie ha tocado en los cómics: En “Cyberfreak” yo tocaba un tema que era el de la música electrónica mal llamada bakalao, y jóvenes que iban a grandes discotecas a meterse cristales o ice. Cinco o seis años después sale en TV: “Los jóvenes españoles peligran con la última droga de diseño”. ¡Venga hombre, los jóvenes españoles están hartos ya! Pues había incluso gente que me criticaba porque hacía una serie para pijos y makineros. “Estaba mejor lo del piterpunk” me decían. Pues claro, pero habrá que hacer cosas distintas. Hoy ya no existen apenas punks, ni rockers. Sin embargo sí que hay makineros, si la historieta es buena y son pijos, disfrútala, ríete de ellos aunque sea.
Con la música pasa igual. Clowes, ¡qué casualidad! Colecciona vinilos viejos. Burns, la música de los 70… Bueno, a él se lo perdono porque tenemos algunos grupos comunes. Pero no hay nadie que hable de electrónica, de lo que se hace ahora… Pero salvo en algunas tiras de la “Rockdelux”, apenas veo historietas que hablen de la música de ahora, y eso que es algo que marca tendencia en la moda y en todo. Y los dibujantes se han quedado desfasados respecto a eso.
¿Por qué tengo que ir yo con 45 años a raves y contarlo? ¿Por qué los dibujantes de 25 no lo hacen?

Parece que la única revista que ha sabido mantenerse vigente y renovándose ha sido El Jueves.

Claro. Porque es una revista de actualidad y tiene que hablar del día a día.

Respecto a la innovación y la música. Incluso Crumb, cuando comenzó a hablar de los músicos que a él le gustaba se trataba de algo muy minoritario en el momento.
Más teniendo en cuenta que lo que a Crumb le gusta son los negros que hacían blues rascando la botella de anís. Discos de pizarra superfrágiles…
Yo cuando hablo de música, sobretodo en “Psicotronic Records”, intento hacerlo de grupos muy extravagantes, pero reales. De hecho hay grupos que hacen espectáculos muy fuertes, con animales sobre el escenario y demás. Creo que eran SPK los que abrían cráneos de cabra en directo y golpeaban con cadenas y demás… Como se vio bien en “La edad de Oro”.
Que, por cierto, uno de los miembros ahora es compositor de bandas sonoras, ha hecho la de “Calma total” o “La mano que mece la cuna”, entre otras. ¡Y vive en Hollywood, amigo! Es millonario y empezó troceando cráneos de cabra en Australia, para que veas.

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