6.3.08

ENTREVISTA M.A. MARTIN/VII: MONDO MARTIN II


Volviendo a los tebeos. Tu obra contiene una imaginería común y unos personajes similares que la dotan de una coherencia general, creando un universo propio. ¿Es algo premeditado o simplemente te sale así porque es como te sientes más cómodo?Es una mezcla de ambas cosas. Obviamente en lo formal es algo que me ha ido saliendo así, buscando una mayor comodidad como dibujante. Los coches no llevan ruedas en parte porque me cuesta dibujarlas. La paleta de colores es limitada y con predominancia de blancos en parte porque así voy mucho más rápido. Aunque por otro lado soy consciente de esa coherencia en mi obra y juego con ella mediante crossovers de personajes y lugares comunes.

Otra cosa divertida es usar objetos “míos” que existen en la realidad, ahora mismo estoy dibujando una escena en la que un chico le prepara la cena a una chica y lleva puesto un mandil con un dibujo de una máscara de gas, que son los mandiles que ha fabricado Cha-Chá con mi imagen, igualmente con las tazas o los personajes que llevan camisetas de Subterfuge.

Otro tema que ha aparecido en tu obra es el tema del arte. Criticando especialmente la pose del artista cuando tú mismo quizá puedas tener más proyección como “artista”, gracias a tus diseños, que como dibujante de tebeos.
De hecho, en Italia sobre todo, mi trabajo suscita más interés fuera que dentro del mundo de los tebeos. Gente que no era lectora habitual de cómics pero que se interesaba en los míos por los temas que tocaban.

Dentro de eso, ¿tú cómo te sientes mejor?
Yo soy un autor de tebeos. Es lo que más hago, de lo que más orgulloso estoy y con lo que más disfruto. Otra cosa es que me guste el mundillo de los cómics. Cuando voy a mesas redondas, salones y demás, me veo un poco fuera de ese rollo. Yo no he sido nunca de estar todo el día en la tienda comprando. Durante una época sí, compraba todas las revistas y leía mucho, pero ahora la mayoría de lo que me encuentro no me interesa. Lo cual no quiere decir que sea una mierda, que quede claro.

Por ejemplo, Daniel Clowes me ha dejado de interesar en la medida que se ha vuelto un dibujante “convencional”. En cuanto empieza con el rollo de “Pussey”, que si voy a una academia para aprender a dibujar tebeos, el rollito retro y tal, vuelve a ser el mismo rollo endogámico de siempre y empiezo a desconectar. Hace un tiempo me dijeron que había sacado una cosa nueva que estaba muy bien “Death Ray”. Cuando lo miro, veo que es de un superhéroe. ¿Pero otra vez con los superhéroes? ¿Es que no podemos hacer otra cosa, algo que sea un poco nuevo? Entiendo que tiene su público y me parece bien, pero a mi no me interesa nada. Charles Burns, sin embargo, no saca tebeos en su obra.
Pero el cómic independiente se ha estancado en lo autorreferencial, sobre uno mismo, y lo endorreferencial, sobre el mundo de alrededor es decir los cómics. Es algo que empezó con Peter Bagge sobretodo, cuando lo descubrí a finales de los 80 me pareció algo divertido. Pero una y otra vez hablando de lo mismo; y una corriente entera de autores contándome su vida, me aburren sobremanera.
Que no me parecen mal las historias autobiográficas. Céline, por ejemplo, en “Viaje al final de la noche” cuenta su vida; pero el tío vivió dos guerras más las que llevaba él por dentro. Sin embargo un dibujante de tebeos que se sienta, dibuja, se siente solo y echa polvos de mierda, pues no. Quizá me pueda hacer gracia en una, pero siempre igual sí que no. Todos se siente tristes ¿Es que no hay ningún dibujante de cómics que se sienta feliz y folle bien? Que venga y nos lo cuente, que al menos hará algo novedoso…

Parece que hay cierta comercialidad en ello. Cómics hechos por frikis tristes para otros frikis tristes. Recuerda un poco al mundillo del cortometraje en el que, al no tener proyección, mucho cortos se hacen simplemente para que los vean los jurado de los festivales y otros cortometrajistas.
Exactamente. Y lo peor es que es un síndrome de la decadencia creativa de la sociedad. Recientemente leí un libro sobre la edad antigua escrito por Indro Montanelli y venía a decir que, tras el siglo de Pericles, en Grecia casi todos los autores escribían para leerse entre ellos, cosa que recuerda mucho al mundillo del cómic actual. Además forma parte de la Cultura del Narcisismo de Christopher Lasch, junto a la baja autoestima, la falta de valores y demás. Y eso es algo que empieza en los EE.UU. en los 80, sólo que en Europa está llegando ahora casi 30 años después debido al retraso económico.

Pues si Europa va por detrás, España ni te cuento.
Aquí, con el bache de 40 años que tuvimos, hemos avanzado mucho, pero todavía se nota la caspa. Incluso en el ámbito de la “alta cultura”, nuestros intelectuales están anclados en un rollo rancio, nada vanguardista. Se han quedado en el progre de los 80 de chaqueta de pana, coderas y el libro de Mao bajo el hombro. Fuera es otra cosa.

Otra cuestión es que parece que los artistas e intelectuales siempre han ido en grupos. Véase Sartre, por ejemplo, todo su entorno eran escritores e intelectuales.
Burroughs, no. ¡Sus amigos eran yonkis! (Risas) Le intentaron meter en la Beat Generation pero el nunca se juntó mucho con Ginsberg o Keruac. Le pasa un poco como a Robert Crumb en la época de los hippies y el movimiento underground. Él nunca vistió como un hippie ni escuchó música rock, es más, detestaba todo aquello y era todo lo contrario.
Por cierto, otro ejemplo de cómo se puede ser brillante contando tu vida. ¡Más quisiera Daniel Clowes! Cuando empezó con lo del “Guante de seda forjado en hierro” parecía que sí, pero en seguida se metió en un rollo demasiado freak para mí. Y eso que algunas de “Dan Pussey” me hacían gracia, y gráficamente el tipo me parece brillante. Pero el rollo de “Ghost World”, por ejemplo, me parece una brasa, y la película peor aún. Igual pasó con el director, que de hacer el documental sobre Crumb, que es estupendo, pasó a hacer el coñazo de “Ghost World”, claro que quizá el material de partida no era el mismo…

Otro autor que me ha dejado de interesar por completo en Chester Brown. “Ed el payaso” me pareció la hostia: surrealismo, humor, improvisación… Pero, ¿qué hace luego? “El playboy”, que si me hago pajas, que si me ha dejado la novia… Otro llorón.
Hace poco sacó un tochazo sobre un héroe canadiense que tiene pinta de ser una braza horrible. ¡Si lo único bueno que ha dado Canadá es David Cronenberg! (Risas)
La autocomplacencia es mediocridad. Fíjate en los genios: Crumb nunca lo ha hecho, Burns hasta ahora tampoco, aunque en “Black hole” hay ciertos momentos que lo bordea peligrosamente.

¿Qué opinas sobre la crítica de tebeos?

Es algo que hecho en falta últimamente. ¿Dónde está? Cuando ojeo algún fanzines o revista especializada sólo veo gente dándose palmaditas en la espalda unos a otros. Todo está bien. ¡Mojaros que no pasa nada! A mí me han hecho críticas y no ha pasado nada. De hecho tengo buenos amigos críticos que les ha faltado tiempo para felicitarme cuando he hecho algo que les ha parecido bueno y para darme una colleja, incluso decírmelo a la cara cuando lo he hecho mal. Y lo único que han conseguido es que los respete más. Luego compartiré su opinión o no, pero nos vamos a tomar unas cervezas tan ricamente.
Una de las cosas que más me horrorizaría sería descubrir que gente a la que le gustaba mi obra me lo decían porque yo les caía bien o para no quedar mal conmigo. Esa putada no me la hagas, hombre. Prefiero caerte mal y que me digas que es una mierda.

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